Toda la información aqui vertida es de uso exclusivo de los miembros del Grupo Parroquial y se hace con el fin de dar a conocer a la sociedad de los trabajos desarrollados a favor de preservar nuestras Tradiciones y Costumbres heredadas de Padres a Hijos y son para acercarnos como familia, sociedad y como pueblo a nuestro Padre Celestial y a su hijo Nuestro Señor Jesucristo.
La información puede utilizarse respetando el sentido original y no puede alterarse ya que se harían acreedores las sanciones que la ley establece.
Utilicemos estos mensajes para ser mejores como seres humanos con nuestros semejantes y asi seremos agradables a los ojos de Dios.
Que Jesucristo Nuestro Señor se quede con ustedes
El Comité de Trabajos Cuaresmales del Grupo
Parroquial Hermandad del Santo Entierro de Comala, A.C.
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![]() REZO DE ONCE CORRESPONDIENTE AL SEGUNDO VIERNES DE CUARESMA 18 DE MARZO DE 2011 TEMA DE REFLEXIÓN: “LA CONDENA” RESPONSABLE DEL GRUPO DE TRABAJO PARA LOS ADORNOS DEL ALTAR MAYOR SR. ALFONSO VELASCO OLMOS JEFE DE SECTOR O PRIMER VIERNES SR. JUAN GONZÁLEZ VILLUELAS 2º AL MANDO COMALA, COL., CUARESMA 2011
AL ESCUCHAR LA ULTIMA LLAMADA PARA EL REZO; INICIAMOS CON EL CANTO DE PERDON OH DIOS MIO Perdón e indulgencias Perdón y Clemencias Perdón y Piedad (2)
DE PIE. Guía: ¡Buenos Días! Que la Gracia, la Paz y la Misericordia de Dios Padre Todo Poderoso y Jesucristo Nuestro Señor, este con todos Nosotros. Y Con Su Espíritu Guía: En el Nombre del Padre, Del Hijo y del Espíritu Santo Todos: Amén.Guía: Nos hemos reunido esta mañana para Honrar y Glorificar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo; que la presencia del Espíritu Santo y la Santísima Virgen María nos ayuden a profundizar en esta meditación del Rezo de Once con el tema del segundo viernes de cuaresma correspondiente a “LA CONDENA” para Honra y Gloria del Padre y Bien de Todos Nosotros, así sea. Todos: Amen Agradecemos al Grupo del Jefe del Segundo Viernes Sr. Alfonso Velasco Olmos y a su segundo al mando Sr. Juan González Villuelas y José Montelón Amador, Ulises Montelón Amador, Francisco Montelón Vázquez, Salomé Montelón Córdoba, José Salvatierra, Rogelio Zamora Carrillo, José Ascencio. Romualdo Zamora, Guadalupe Martínez, Serafín González, Anita Castillo, Rafael Valencia Valencia, Domingo Delgado, Miguel Fuentes Castillo, Domingo Delgado Fuentes, Lucila Ascencio Ramos, Juan Ochoa, Guillermina González, Jorge Salvatierra Guzmán, J. Jesús Gamboa, Carlos Bracamontes, Guillermina Reyes, Alfredo Cervantes, Carlos Barajas Mejía, Francisco Aguirre León, Telésforo Aguirre León.
(Canto de polifonía) PRIMERA CONSIDERACION ¡Oh! caídas, ¡Oh! pecados de pensamientos, ¿cual es vuestra crueldad y tiranía? (De rodillas meditamos este primer paso...) ACTO DE CONTRICION ¡Oh Jesús dulcísimo! ¡Qué espectáculo ha pasado?… ¿es posible amor mío que yo sea tan malo?... ¿es posible que me creaste y nací para servirte, y cuando sólo había de tener entendimiento para conocerte, voluntad sólo para amarte, con el desvarío de mis malos pensamientos, corriendo con tanta ligereza, que parece que sólo había sido criado para injuriarte, sólo había nacido para ofenderte, yo Dios mío, merezco esos dolores, afrentas e ignominias, pues son mis culpas quién las ha causado. ¡Ea dulce bien mío, padre de misericordia, levántate de esa lastimosa caída, mis lágrimas y dolor que tengo de haber pecado me sirvan para amarte, servirte y agradecerte hasta la muerte.!.. Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso; Creador del Cielo y de la tierra; de todo lo visible y lo invisible; creo en un solo Señor Jesucristo; Hijo único de Dios; nacido del Padre antes de todos los siglos; Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo; y por obra del Espíritu Santo; se encarnó de María La Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos; padeció y fue sepultado, resucitó al tercer día según las escrituras, subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre y de nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló con los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, Santa, Católica y Apostólica; confieso que hay un solo bautismo, para el perdón de los pecados; espero la resurrección de los muertos y de la vida del mundo futuro. Amén.
(Lectura del Evangelio del Apóstol San Lucas 23, Versículos 1-5) “Nosotros hemos encontrado a éste agitando a nuestra nación, impidiendo pagar tributo al Cesar y diciendo que Él es el Cristo Rey”. Pilatos le preguntó: “¿Eres Tú el Rey de los Judíos?”. Y le respondió: “Tú lo has dicho”, Pilatos dijo a los Pontífices y a las muchedumbres: “No encuentro ninguna culpa en este hombre”. Pero ellos insistían con más energía: “Subleva al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí”. Palabra del Señor. SENTADOS: Reflexiones: Los judíos rehúsan aprender a Jesús y condenarle según su ley, la cual le habría condenado a ser apedreado; ellos querían la cruz, que era el tormento infamante, pero lo que el odio levantará como patíbulo de oprobio, será por Dios levantado como altar, y sobre ese altar será derramada la sangre preciosa que redimirá a Israel y a todas las gentes. San Juan Crisóstomo Subleva al pueblo… ante estas acusaciones, Jesús calla, porque no tiene necesidad de defensa. Con su silencio, no confirma Jesús las acusaciones, sino que las desprecia como indignas de ser refutadas. Por otra parte, ¿Qué razón tendría Él de temer, si de la muerte no solo no quiere huir, sino que la ha ardientemente deseado? Evita toda mentira o calumnia contra el prójimo y no seas fácil en creer a las acusaciones hechas contra los sacerdotes. Con demasiada facilidad se miente o se tuercen las intenciones o se exagera.
PRIMER CANTO ”OH DULCE JESUS MIO” ¡Oh dulce Jesús mío! Perdón, perdón Perdóname Dios mío, perdón, perdón. Olvida mi extravío, ¡Oh dios de amor! olvida ya mis culpas perdón, perdón. Ha tiempo que escuchaba tu dulce voz que tierno me llamaba ¡Oh buen Pastor! Mas yo insensato y necio, vil pecador, con bárbaro desprecio pagué tu amor. Contrito, arrepentido, vengo Señor, de haber ingrato herido tu corazón. SENTADOS SEGUNDA CONSIDERACION Llégate, alma devota, a tu amorosísimo Jesús, caído en el suelo por tus culpas, pues ellas fueron los ingratos verdugos que lo arrojaron, ofrécele para que se levante tu corazón lleno de dolor y arrepentimiento y acompáñale en el largo camino que le espera; con esta caída y los golpes que se dio en las piedras y los que le dieron los verdugos, quedó aquel santísimo cuerpo quebrantadísimo, mira cómo va caminando, con mayor flaqueza y temblor, crece la furia de sus enemigos y le dan más fuertes y crueles golpes a tu humildísimo redentor; a quién desde los balcones y ventanas le arrojan aquellas asquerosas aguas profiriéndole muchas injurias. La sentencia que le van pregonando, dictada por tus pecados y ejecutada por la judaica malicia de “Poncio Pilatos”, presidente de Jerusalén, quien manda y decreta que sea crucificado Jesús Nazareno por falso profeta, engañador de las gentes, inquietador de las Repúblicas, sembrador de doctrinas falsas, que con pacto con los demonios, obra fingidos milagros, valiéndose para ello de Belcebú, príncipe del infierno; y por tirano usurpador de reinos y traidor a Cesar, emperador de los Romanos… ¿Qué dicen almas cristianas?... ¿Te admiras de ver como corresponde aquel ingrato pueblo a tantos beneficios?... pues pásmate viendo que tú has sido el ingrato que con silenciosas palabras has dictado la sentencia, después de hallarte obligado con tantos beneficios que sabes, has recibido de este mismo Señor a quien has sentenciado. ¡Oh, Dios Santísimo! ¡Oh alma ingratísima! considera la paciencia, afabilidad y modestia del Redentor al oír tan infames injurias, al escuchar las palabras de desprecio; al imaginar que no eres respetado; cómo tu altivez y soberbia te representan que debería ser. Mira como la rabiosa furia y prisa de sus enemigos le hicieron caer por segunda vez, ensanchándose con nuevo dolor y pena todas las heridas antecedentes. ¡Oh caídas! oh culpas de palabras, que tan caro costáis a mi Redentor. Meditación (de rodillas). ACTO DE CONTRICION. Oh inocentísimo Redentor, Jesús Dulcísimo, caído la segunda vez con el peso de la cruz por las repetidas caídas y malas palabras, yo dolorosísimo Señor, he sido la causa de esa tan lastimosa caída; me pesa Dios mío, quisiera tener las lenguas de todas las criaturas para alabarte en satisfacción de lo que con mis pecados te he ofendido; Dios misericordioso, obra tu como quien eres: dad a mi alma un doloroso sentimiento de tus tormentos, que la tenga un día contigo hasta la muerte. Amén. De pié: CREDO: (Puede hacerse dialogado) ¿Creen ustedes en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y la tierra? - Sí, creo. ¿Creen en Jesucristo su único Hijo y Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? - Sí creo ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? - Sí creo ¡Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Jesucristo nuestro Señor! – Amén
DELANTE DE HERODES (Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 23, versículos 6-12) Al oír esto Pilatos, preguntó si aquel hombre era Galileo; al asegurarse de que era de la jurisdicción de Herodes, se lo envió, porque Herodes estaba también en Jerusalén por aquellos días. Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, porque hacía bastante tiempo que había oído hablar de El, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero Él nada respondió. Por su parte los Pontífices y los Escribas estaban allí y lo acusaban con vehemencia. Herodes, con sus soldados, despreció a Jesús y burlándose de Él, le puso un vestido blanco y lo envió a Pilatos, se hicieron amigos; pues antes eran enemigos. Palabra del Señor.
Reflexiones. Herodes se alegró mucho de ver a Jesús: No para sacar provecho de la presencia del Salvador, sino por el ansia de novedades y por el deseo de ver a un hombre extraordinario, cuya sabiduría y prodigios había oído celebrar. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús juzgó más oportuno no contestarlas, porque se las dirigía, no con la intención de mejorarse, sino movido exclusivamente por la curiosidad. Teofilacto Dios no se rebaja a satisfacer la curiosidad de los hombres, sino que les exige la fe a la verdad, y la pureza de la vida según leyes precisas por El establecidas. SEGUNDO CANTO “PERDÓN OH DIOS MIO” Perdón oh Dios Mío, Perdón e indulgencia Perdón y Clemencia Perdón y Piedad (2) Pequé ya mi alma, Su culpa confiesa, mil veces me pesa, de tanta maldad Mil veces me pesa, de haber obstinado Tu pecho rasgado, ¡Oh suma bondad! Yo fui quien del duro madero inclemente Te puso pendiente con vil impiedad. Por mí en el tormento, tu sangre vertiste Y prenda me diste de amor y humildad. Y yo en recompensa, pecado a pecado La copa he llenado de iniquidad. Más ya arrepentido, te busco lloroso, ¡Oh Padre Amoroso¡ ¡Oh Dios de Bondad!
Si el dolor lastimoso que hasta aquí has visto, no te ha sacado fuera de ti, acércate alma devota, y ayuda a levantar a tu dulcísimo redentor; dile con íntimos gemidos de tu corazón a esa gente que convierta su crueldad contra ti; que tú mereces esos golpes, injurias y oprobios; que no es a Jesús quien piensan; que aunque le vean en traje de pecador, sepan que es la misma santidad y bondad por esencia a quien el amor y misericordia a los pecadores lo puso en esa figura; que esas caídas no son suyas, sino tus depravados deslices; que descarguen en ti todo su furor y rigor, que desahoguen en ti toda su crueldad y tiranía y mira como habiéndose levantado tu pacientísimo Jesús con grandísimo trabajo, prosigue su doloroso camino con indecible flaqueza. ¡Oye cómo crece el ruido y las blasfemias! Mira como se ha encontrado en la calle de la amargura con su Madre Santa, que allí le aguardaba para verle… ¿Qué sentirá el corazón de nuestra Señora cuando le vio venir tan lastimado?... Ensangrentado y fatigado. ¿Qué sentiría aquel clementísimo Señor, cuando alzando los ojos se encontró con los de su Madre Santísima que le miraba?… ¿Quién puede explicar aquí el dolor y quebranto de aquellos dos amantes corazones?... Quedó nuestra Señora tan inmóvil con aquella vista que al no haberla asistido la omnipotencia con singularísima providencia, hubiera muerto. El Señor quedó traspasado con la lastimosa vista de su Madre, que suspendió un tanto los pasos, y entonces, impacientes los verdugos de esta detención, tiraron con tanta fuerza y le dieron tan grande empellón, que cayó por tercera vez como muerto y del todo desfallecido sin poderse mover debajo de la cruz. ¡Alma amante!, ve aquí al Hijo santísimo caído delante de su Madre casi muerta; delante de su dulcísimo Hijo. ¡Oh caídas!... ¡Oh culpas de obra!... ¿Cual es vuestro peso?, ¡Pues llega a rendir los hombros de la infinita fortaleza!... Mira como, al punto, irritados con esta tercera caída los ministros le maltrataron mucho más que en las otras y le daban golpes más fuertes, pero todo en vano, porque con los golpes que le daban para que se levantara, le imposibilitaban más hacerlo y aunque nuestro redentor se afanara para levantarse, era tal el temblor de todos sus miembros que flaqueaban y no podían sostener el peso de su cuerpo. ¡Oh infinita fortaleza!... Viendo los ministros la demasiada flaqueza del Salvador, buscaron no por piedad, sino por deseo de que llegara al suplicio, entre toda aquella multitud, uno que le ayudara a levantarse y a llevar la cruz, y no hallaron quien quisiera, hasta que echaron mano de Simón Cirineo, hombre inculto y silvestre que venía del campo, y ni él quería hacer aquel oficio, hasta que lo obligaron y así comenzó a ayudar a Jesús de muy mala gana. ¡Oh dulcísimo Redentor mío, cuan aborrecible es para las criaturas la Cruz que por su amor tomaste!… ¡Como no hay quién quiera ayudarte a llevarla y los que la toman lo hacen de mala gana!… ¡Oh centro de mi vida! ¡Cuántas veces he imitado yo al Cirineo en la repugnancia con que he llevado la Cruz de mi estado! Atiende alma devota, como ayudando el Cirineo a levantar la Cruz, se levantó afligidísimo el Señor y prosiguió su doloroso camino: mira como se multiplican las injusticias, lo llevan más arrastrando que andando, hasta llegar a la falda del Monte Calvario; era la cuesta del monte muy empinada: mira como la comienza a subir sin alcanzar respiración, llevándoselo a cada paso, para atrás el peso de la cruz; si un hombre sano y robusto al subir por una cuesta se fatiga, se le estremecen los miembros, se le pausa la respiración que apenas la alcanza, considera a tu amantísimo redentor; si el dolor no te saca de ti, al contemplar el gravísimo peso de la Cruz, con la infinidad de dolores antecedentes, no se te olvide esta subida, cuando te vieres cansado de tu cruz; mira con cuanta crueldad hacen subir a Jesús con la suya y con cuanta piedad y misericordia la lleva;… por ti llegó en fin a la cumbre del Calvario, en donde descargándoles con dolorosos golpes, y del peso de la cruz, se prepara la crueldad de la tiranía. Tú alma devota, acompaña a tu redentor en esa cumbre el espacio que quisieras, que ya, a mi tibieza faltan voces para explicar el mar inmenso de sus penas. Meditación (de rodillas) ¡Oh Jesús Santísimo, si yo con mis culpas me he fabricado la eterna cárcel en que he de carecer de la gloria de verte y de gozarte, no me niegues en esta vida el amarte, servirte y alabarte. Manda Dios mío, la sentencia, que bien sé que sabrías mandarla; si pudiera enmendar mi delito, sea glorioso triunfo en tus tormentos mi salvación. Tú eres mi Dios, yo soy tu pobre y miserable criatura, quita lo que yo he hecho con mis culpas, y verás lo que tú formaste con tu omnipotencia y misericordia. Quisiera Señor darte una satisfacción infinita, pero ¿Qué he de hacer?, si todo mi dolor es la medida de mi ser. Eh cordero inmaculado, sacrificado por mi amor, me ablande tu preciosísima sangre; ¡Oh Dios de mi vida quién pudiera quedar clavado en esa cruz para satisfacer a tu voluntad!... Yo, Señor, yo soy quien la merezco, pues mi corazón lleno de vicios es el áspero monte de donde se ha cortado ese dolorosísimo madero. ¡Oh, quien pudiera deshacer mis pesadas culpas y darte con mi dolor y sentimiento tanta honra y gloria como mereces!, vuelve ya Señor, a la casa de tu celestial Padre, al más desconocido pródigo, al más vicioso publicano, la más escandalosa Magdalena; no desprecies, Dios mío mi corazón corto y humillado; tú que sabes convertir las duras piedras en estanques y fuentes aguas dulces... Convierte la durísima peña de mi corazón, en dolorosas lágrimas con que pueda borrar las manchas de mis culpas. ¡Oh, si yo fuera tan dichoso, que al entender como pierdes por mi amor la vida de ese duro leño! Dios mío, que traspasado por esta pena, siempre viva unido a mis hermanos, hasta que llegue la inevitable hora de mi muerte; pase mi alma, como la espero de tu misericordia, a alabarte en la gloria eterna. Amén. Credo: (Puede hacerse dialogado) ¿Creen ustedes en Dios, Padre Todopoderoso, creador del cielo y la tierra? - Sí, creo. ¿Creen en Jesucristo su único Hijo y Señor nuestro, que nació de la Virgen María, padeció y murió por nosotros, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? - Sí creo ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? - Sí creo ¡Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Jesucristo nuestro Señor! – Amén BARRABAS (Lectura del Evangelio del Apóstol San Mateo 27 Versículos 15-21) Por la fiesta, solía el Procurador conceder al pueblo la libertad de un preso, el que ellos quisieran. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Dijo, pues, Pilatos a los reunidos: “¿A quién queréis que os deje en libertad? ¿A Barrabas o a Jesús llamado el Cristo?”. Pues sabía que lo habían entregado por envidia. Estando en el tribunal, su mujer envió a decirle: “No resuelvas nada contra ese justo: porque he sufrido mucho hoy, en sueños por causa de El”. Pero los Pontífices y los ancianos convencieron a las muchedumbres que pidiesen a Barrabás e hicieran perecer a Jesús. Y al decirle el Procurador: “¿A quién de los dos queréis que os suelte?”. Ellos respondieron: “A Barrabas“. Palabra del Señor. Reflexiones: ¿A quién queréis que os suelte…? En otras palabras: si no queréis absolverlo como inocente, hacedlo al menos con motiva de esta gran fiesta. Pero, se trataba de un caso excepcional, en el que el poder es quien pide gracia a favor del acusado al pueblo y este se enfurece contra su presa. Sabía que lo habían entregado por envidia: San Juan nos da a conocer la causa de esa envidia, al relatarnos lo que comentaban entre ellos: He aquí que todos le siguen y si le dejamos así, todos creerán en El. San Juan Crisóstomo. Huye de la envidia, porque ofende a Dios y es estéril, ciega y frecuentemente homicida. (Canto de polifonía) o TERCER CANTO “PERDON SEÑOR HEMOS PECADO” PERDON, SEÑOR, HEMOS PECADO Piedad de mí, ¡oh Dios!, por tu bondad, por tu ternura borra mi pecado. Lávame de mi maldad, y de la culpa mía purifícame. Pues mis pecados yo los reconozco, y mi culpa ante mí siempre está. Contra Ti, contra Ti sólo he pecado y lo malo ante tus ojos he hecho. Así quedarás justo en tu palabra y limpio quedarás en tu juicio. Yo sé que en maldad he nacido y pecador me concibió mi madre. Hazme sentir el gozo y la alegría y exultarán los huesos que rompiste, oculta tu rostro de mi culpa y borra todas mis maldades. AQUÍ ES EL TEXTO DE LA DESPEDIDA DEL VIERNES * En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado * El Corazón amoroso de Jesús Sacramentado * Oh, Jesús sacramentado yo te doy mi corazón * Para que estampes en el tu Santísima Pasión Vayamos en paz a vivir con nuestras familias lo que aquí hemos meditado Adiós y Buenos Días. El próximo viernes meditaremos el Tema de “Las Caídas”
http://www.mediafire.com/listen/8f64bvc2qr8409m/Rezo_de_Once_2º_Viernes_La_Condena.WAV
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